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domingo, 24 de junio de 2012


Formando Equipos de Alto Desempeño: no perdemos, no empatamos, todos los partidos los ganamos



Los caballeros de la Mesa Redonda, también llamados de la Tabla Redonda, forman una orden de caballería mítica legendaria, que aparecen en las leyendas artúricas de la llamada materia de Bretaña. Según éstas, la orden fue fundada una vez Arturo fue proclamado rey de Britania y fundó su corte en Camelot. El rey de Leodegrance, que gobernaba las tierras de Cameilard, con motivo de la boda de su hija Ginebra con el rey Arturo le regaló la mesa o tabla que dio origen a la orden. La mesa tenía ciento cincuenta plazas que no siempre estaban cubiertas, y en ellas se sentaron los más dignos caballeros de su tiempo según cuenta la leyenda, la importancia de que la mesa o tabla fuera redonda reside en que nadie la presidía, es decir, que los que allí se sentaban ninguno estaba por encima de los demás. La orden comenzó a decaer cuando surgió la demanda del Santo Grial que hizo que muchos de los caballeros partieran en su búsqueda y muchos perecieran en la misma, pero el final definitivo de la orden ocurrió cuando la hermana del rey, la bruja Morgana, hizo públicos los amores adúlteros entre la esposa del rey, Ginebra y el primer caballero de este, Lancelot, lo que llevó a una guerra civil y a la muerte del rey a manos de Mordred hijo del rey y Morgana. Después de aquello, Arturo fue llevado por Morgana a la isla de Avalón, donde sería enterrado.[1]

A pesar del triste final, mientras funcionó la mesa redonda del Rey Arturo, esta fue un ejemplo no sólo para las otras cortes del viejo mundo, sino para cualquier estructura social.  Al ser redonda todos tenían igual voz y voto, sin haber una cabeza, implicando       que todos los sentados tenían igual status.  Había objetivos comunes y elementos dentro del equipo (pues era eso y no un simple grupo) con claras muestras de liderazgo, centrados o focalizados en esa visión de liderazgo que era el motor de sus acciones.  Existía entonces una especie de liderazgo distribuido, en el que el rol del líder se repartía entre cada miembro de la mesa redonda (por lo general los caballeros) para fortalecer la interdependencia y la toma de decisiones.

Desarrollo


Un equipo de trabajo de alto desempeño es un número reducido de personas, que comparten conocimientos, habilidades y experiencias complementarias y que, comprometidos con un propósito común, se establecen metas realistas, retadoras y una manera eficiente de alcanzarlas también compartidas, asegurando resultados oportunos, previsibles y de calidad, por los cuales los miembros se hacen mutuamente responsables.[2]

Pero trabajar en equipos de alto desempeño no es una labor minimalista; precisa la practicar recurrente y reiterativo de un conjunto de credos que se evidencian en el diario vivir, tales como disposición a escuchar y a responder de manera constructiva a los puntos de vista de otros; darle a los miembros el beneficio de la duda; proveer apoyo mutuo y oportuno; reconocer los intereses de los miembros y sus logros; compartir conocimientos, soluciones y resultados probados; comunicarse claramente sin agendas ocultas enfocado en el problema y no en las personas; demostrar autocontrol en momentos de presión y realizar acciones de manera independiente sin necesidad de supervisión, o de que sean ordenadas.

Obviamente, un equipo de alto desempeño  se requiere gente muy segura de sí misma, dispuesta a aceptar la responsabilidad por las acciones que realiza y por los resultados derivados de ellas, que sepa preguntar y pedir ayuda sin complejos cuando la necesita y que, además, se involucre en tareas para fortalecer el equipo, aunque no sean de su directa responsabilidad.

Hay, obviamente que entender que un equipo de alto rendimiento es mucho más que un grupo de trabajo.  Según Jhon Katzenbach en su obra The discipline of the Teams, existen siete:
1.   Liderazgo: fuerte, pero compartido entre todos los miembros del equipo, buscando fortalecer la interdependencia y la toma de decisiones.  En los grupos siempre existe un cabeza visible.
2.   Responsabilidad por resultados: en los grupos la responsabilidad es individual sin importar cómo esto afecta a los otros en sus logros; en los equipos de alto desempeño se enfatizan tanto la responsabilidad individual como la mutua de cada miembro, pues es muy importante la complementariedad: si alguien no cumple con su asignación la meta compartida se pierde.
3.   Propósito: en los grupos está alineado con el de la empresa, y es organizacionalmente genérico para todos los grupos; en los equipos de alto desempeño se definen propósitos específicos, diseñados por ellos mismos, que determinan la forma cómo se llevarán a cabo las acciones y usarán los recursos para asegurar el logro de los objetivos corporativos.
4.   Productos de trabajo: en los grupos son individuales; en los equipos de alto desempeño son colectivos.
5.   Modelo de dirección: en los grupos de trabajo se logra la eficiencia en la dirección y en sus reuniones de trabajo; Mientras que los equipos de alto desempeño son supremamente eficientes y permiten y estimulan la discusión abierta de los miembros, a fin de asegurar la activa generación de aportes y la solución de problemas en el seno del equipo. Hay mayor inversión de tiempo, porque este proceso sinérgico, agrega valor al resultado final. Es importante recordar que se trata de conocimientos, experiencias y habilidades complementarias, que es necesario convertirlos en una inversión, de manera que se produzca un resultado cualitativamente superior al aporte específico de las partes.
6.   Influencia personal: en los grupos la influencia individual y el poder de sus miembros para impactar los resultados del trabajo sean éstos financieros, de producción, de mercadeo o de personal, dirigen notablemente los intereses y las acciones de cada uno, pues acumular poder suele ser importante para los miembros del grupo.  En los equipos de alto desempeño no se presenta este fenómeno como resultado de la rotación del liderazgo y de la complementariedad y apoyo mutuos, que caracterizan el logro de la meta común. Así nadie puede concentrar poder. Lo que le da poder y credibilidad al equipo, es su cohesión y eficacia interna alrededor del logro de la meta, para hacerle frente a los retos potencialmente divisionistas del entorno organizacional.
7.   Delegación: En los grupos de trabajo se discute, se decide y se delega, o alguien hace el trabajo, si es que finalmente se hace lo que se había acordado.  En los equipos de alto desempeño se generan intercambios de ideas, se decide, pero no se delega, cada miembro hace el trabajo de manera independiente. Cada quién responde ante el equipo por la realización de su actividad. De esta forma, se asegura interdependencia y logro del propósito común.

Ahora bien, suena todo muy encantador, y hasta nos podemos imaginar siendo Lancelot, el la mesa redonda de Arturo, pero ¿cómo podemos llegar a conformar los equipos de alto desempeño? ¿Cómo en un entorno de alta competencia individual, en la que muchas veces prima lo particular a lo colectivo, podemos convertir un selecto grupo en ese equipo mítico?  Claramente la respuesta no es sencilla, ni mucho menos la labor, sin embargo, lo primero que se debe hacer es aprender a administrar factores humanos y estratégicos que permitan crear un ambiente de colaboración y encajar correctamente en las estructuras de la empresa. Podría incluso dar ciertos concejos al respecto[3]:
1.   Definir objetivos: se precisa fijar un meta y definir los pasos para llegar a ella.
2.   Buscar las personas correctas: para esto podemos perfilar por competencias los cargos requeridos, para luego tratar de incluir en el equipo las personas adecuadas: personas con diferentes niveles de conocimiento y experiencia para alcanzar una meta específica.
3.   Crear una estructura de trabajo: al fin y al cabo el recurso humano lo es todo para el equipo.
4.   Comunicación clara: Se debe informar clara y detalladamente la meta del equipo y las responsabilidades de cada uno de los miembros. Se debe ser transparente con las expectativas respecto a cada uno y sobre el equipo.
5.   Formar líderes: hay que recordar que en el equipo todos lo son.
6.   Delegar y dar poder de decisión: así habrá un verdadero compromiso colectivo.
7.   Reconocer los logros personales y de equipo: los incentivos siempre ayudan.
8.   Fomentar la flexibilidad: Acá se sabrá si se eligió a las personas correctas.  Es frecuente que los objetivos planteados en el inicio cambien o se redefinan. Cuando esto pase, se requieren equipos flexibles formados por personas flexibles. Se debe siempre fomentar siempre un “espíritu de cambio y alerta permanente” entre los integrantes. Saber modificar el rumbo es uno de los activos más preciados de un buen equipo de trabajo.
9.   Entregar los recursos necesarios: siempre es vital contar con recursos para poder adelantar adecuadamente las labores.

Conclusiones


Son innumerables los aportes que nos brindan los equipos de alto desempeño, pero podemos resaltar las siguientes:
ü  Clarificar y proponer métodos o herramientas especificas para organizar y realizar la tarea.
ü  Proponer ideas y actividades nuevas, mejores cursos de acción o cursos de acción pertinentes, no propuestos con anterioridad.
ü  Identificar relaciones, contactos internos o externos, personas o instituciones, a quienes se podría ganar como aliados estratégicos para desarrollar o implantar el plan y lograr las metas.
ü  Ampliar las ideas aportadas por otros, con ejemplos precisos.
ü  Asumir el liderazgo para conducir al equipo en momentos de tensión, stress o pérdida de foco y tiempo.
ü  Evidenciar capacidad de trabajo y de ejecución, involucrándose voluntariamente en el hacer.
ü  Formular preguntas para que se clarifique la información, para evidenciar lo que no está claro, o para identificar la información que falta.

Bibliografía


ALTONIVEL. (26 de Marzo de 2010). Altonivel. Recuperado el 21 de Junio de 2012, de http://www.altonivel.com.mx/c%C3%B3mo-formar-equipos-de-alto-desempe%C3%B1o.html
Jonh R. Katzenbach, D. K. (1993). The discipline of teams. Harvard Business Review, 10.
Lider de Proyectos. (s.f.). Manual de administración de proyectos. Recuperado el 22 de Junio de 2012, de Validar avances con el usuario: www.liderdeproyecto.com
Lledó, P. (2011). Director de proyectos: cómo aprobar el examen PMP® sin morir en el intento. Victoria, BC, Canadá: Pablolledó.
Project Management Institute Inc. (2008). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (Guía PMBOK). Pennsylvania: Project Management Institute.
Real Academia Española de la Lengua. (s.f.). Diccionario de la Real Academía Española de la Lengua. Recuperado el 24 de Junio de 2012, de www.rae.es



[2] Angel Alfredo C., Trabajo en equipos de alto desempeño
[3] Cómo formar equipos de alto desempeño: http://www.altonivel.com.mx/c%C3%B3mo-formar-equipos-de-alto-desempe%C3%B1o.html

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